Lo visitamos un día que hacía mucho calor...de ésos que casi no puedes ni caminar porque te quedas sin aire. Sin embargo, dentro de sus jardines parecía que volvíamos a una eterna primavera. Lo que más me llamó la atención de este precioso lugar fueron esos bancos "caprichosamente" colocados para poder parar y retirarte en silencio. Rincones callados, llenos de belleza, que te aislan del mundo.
La visita es obligada, aunque hay que tener en cuenta que esta maravilla lo es, en parte, porque solo está abierta al público los fines de semana y festivos ( en temporada de verano cierra a las 21:00h ).
Además, hasta el 30 de junio y del 1 al 30 de Septiembre podemos aprovechar para disfrutar de los paseos teatrales de El capricho soñado. Un viaje turístico-escénico que nos enseña el parque a la vez que podemos deleitarnos con una representación con un toque especial.
De lujo.
http://www.esmadrid.com/es/portal.do?TR=C&IDR=877
PS.
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