Es uno de mis cafés preferidos de la ciudad. Por tradición, porque es acogedor con sus lucecitas ténues y su atmósfera especial, por su bien hecho té americano ( o pakistaní en origen ) y porque siempre me viene a la cabeza cuando quiero un sitio tranquilo para poder charlar. Es el Café Belén, en la misma calle Belén, como no podía ser de otra manera. Me gusta la mesa al fondo, con su banco de madera y el mapamundi para ponerte a imaginar destinos por conocer. Me gusta su música, que te envuelve y no te machaca con los últimos éxitos del circuito comercial. Es uno de esos rinconcitos dulces y amables donde resguardarse. Además, el entorno es ideal porque está rodeado de un sinfín de tiendas interesantes por descubrir. Espero que tengamos Belén para rato.
PS
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