Un clásico de Huertas. Jazz Bar. Calle Moratín. Buena música, conversaciones en pequeños reservados de cuero. Intimidad. Un descanso en medio del camino y en medio de la urbe. Parece que dentro se detuviera el tiempo. Un rinconcito con sabor que te arropa. Siempre hay un momento para dejarse llevar. We love it.
PS.
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