Ellos son Christo y Jeanne Claude. Un proyecto de vida y pasión en común. Una ilusión compartida. Durante años dominaron el arte del envoltorio. Se dedicaron a envolver, entre otros, el Reichstag o el Point Neuf y ejecutaron proyectos como Islas rodeadas ( rodearon once islas de la Bahía Vizcaína de Miami con polipropileno rosado ), Umbrellas ( colocaron miles de paraguas azules y amarillos en California y Japón al mismo tiempo ) o The Gates ( instalaron 7.500 paneles de color azafrán en Central Park ).
Algunos dicen que se incluyen dentro del Land Art, esa corriente artística que usa la naturaleza como soporte; sea como fuere, la verdad es que merecen una reflexión. A priori, lo primero que uno piensa cuando ve tamaño esfuerzo es qué necesidad hay de ello. También vienen a la cabeza las posibles consecuencias en el medio ambiente o los enormes costes generados para su puesta en marcha. A riesgo de parecer que fomentan el snobismo y altas dosis de extravagancia, quizás hay que plantearse este ejercicio como un homenaje a la belleza y no al poder ni a la posesión. Es un acto de libertad, de fugacidad, de arte efímero, performance dinámica que es aliada de nuestra memoria.
También ayuda el saber que cada proyecto fue autofinanciado por los artistas y que todos los materiales utilizados fueron reciclados.
Así que, una y otra vez, llego a la conclusión de que me declaro incondicional de la poesía, en toda y cada una de sus formas, porque este mundo la necesita. Qué sería de nosotros sin ella.
PS.
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